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¿Sartén de hierro fundido o antiadherente?

En el mundo de la cocina, hay decisiones que marcan la diferencia. Y aunque a simple vista parezca solo una sartén más, la verdad es que elegir bien el material puede cambiar tu experiencia al cocinar. En 65 Grados creemos que cada herramienta debe durar, aportar y tener carácter, que nos permita enfocarnos en para quién cocinamos y no con qué. Por eso hoy te contamos por qué muchos cocineros eligen hierro fundido sobre las sartenes antiadherentes.

1. Durabilidad: una inversión para toda la vida

Si la cuidas bien, una sartén de hierro fundido puede acompañarte por décadas o incluso pasar a la siguiente generación. Es resistente, no se deforma y mejora con el uso. Mientras que la antiadherente, aunque práctica, tiene un recubrimiento que se desgasta con el tiempo, sobre todo si se usa a altas temperaturas o con utensilios metálicos. A los pocos años, suele necesitar reemplazo.

2. Salud: cocina sin químicos que se desprenden de tu sartén

El hierro fundido no tiene recubrimientos artificiales. Solo necesitas curarla con aceite y listo. Es ideal para quienes buscan cocinar de forma más natural y segura. Por otro lado, la sartén antiadherente tiene muchos recubrimientos que contienen teflón u otros compuestos (como PFOA o PFAS) que pueden liberar sustancias tóxicas si se calientan demasiado o se rayan, por lo que deberás cambiarla por una nueva apenas comience a deteriorarse.

3. Versatilidad: de la cocina a la parrilla

La sartén de hierro fundido es ¡todo terreno! Ya que se puede usar en cualquier fuente de calor, como cocina a gas, parrilla, brasas e incluso meterla al horno y retiene el calor como pocas, es ideal para sellar carnes o lograr ese dorado perfecto. Por el contrario, las sartenes antiadherentes no necesariamente son aptas para horno. Además, no manejan tan bien el calor muy alto, por lo que a diferencia de las de hierro no son las mejores para sellar.

4. Mantenimiento: Cuidados y resultados

En cuanto al mantenimiento el hierro fundido si requiere ciertos cuidados (como secarla bien y curarla de vez en cuando), pero nada complicado. Un pequeño esfuerzo que trae excelentes resultados que harán que te acompañe a lo largo del tiempo. Y por el lado de la sartén antiadherente, es fácil de limpiar pero frágil. No admite esponjas metálicas ni calor fuerte. Y cuando el recubrimiento se daña, ya no hay vuelta atrás.

5. Estética y ritual: cocinando con el corazón

Hablando de lo estético los utensilios de hierro fundido tienen un encanto particular, es un material usado a través de los siglos, donde se pueden cocinar esos guisos de la abuela, cocinar de forma saludable o inventar nuevos platos al calor de un kamado o una parrilla, se puede cargar en la maletera y cocinar al borde de un rio sin preocuparse de nada. Tiene presencia, peso, textura, color cocinas con algo que se siente auténtico. Y es por eso que cuidarla también se vuelve un ritual, darle cariño para que esté lista para la próxima parrilla, la próxima reunión familiar, donde se cocina lento y se conversa mucho.


La sartén antiadherente es funcional, sí. Y para el que le acomode es genial, no tenemos nada en contra de ellas, nos sirven y nos ayudan en el día a día. Pero no genera ese mismo vínculo.

Entonces… ¿cuál deberías elegir?

Depende de lo que busques. Si priorizas rapidez, ligereza y facilidad total, la antiadherente puede ayudarte.
Pero si buscas cocinar con intención, conectar, tener un objeto duradero y libre de químicos, el hierro fundido no tiene comparación.

En 65 Grados creemos en los objetos que cuentan historias, herramientas con las que se cocinan momentos, recuerdos, en los que se para el tiempo y se desconecta del ruido del día a día.
Y nuestras sartenes de hierro fundido están hechas para eso: para que cocines rico, sano, y con intención.

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