¿Madera o plástico? La verdad sobre las tablas de cocina y parrilla
junio 27, 2025
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El hierro fundido es uno de los materiales más amados por los chefs… pero también uno de los más malentendidos. Tiene fama de “difícil”, de “pesado”, de “complicado de cuidar”. Pero cuando conoces la verdad, entiendes por qué los que lo usan no vuelven atrás.
Aquí te contamos 3 cosas que nadie te dice, pero que te harán amar tu sartén.
Cuando compras una sartén común, sabes que va a empeorar con los meses, pierde antiadherencia, pierde color, se raya y se desgasta.
En cambio, el hierro fundido es lo contrario: cada uso lo mejora.
Cada vez que cocinas, se forma una «pátina» o capa de curado natural que protege el metal, mejora la antiadherencia, intensifica el sabor y crea ese color oscuro tan elegante.
Es una sartén que te acompañará toda la vida y cada año cocina mejor.
Una sartén nueva de hierro fundido no es antiadherente desde el día uno, y eso está bien. ¿Por qué?
Porque la antiadherencia del hierro no viene de químicos ni de teflón, viene de usarlas, calentarlas bien, engrasarlas, cocinarlas, y repetir.
Y de pronto… como por arte de magia, después de un tiempo de uso:
los huevos ya no se pegan
las carnes se sellan perfecto
todo se desliza solito
Es una antiadherencia “a la antigua”, natural y que dura décadas.
Muchos creen que el hierro fundido es “delicado”.
La realidad es que probablemente, sea el material más resistente del planeta cocina.
Cuidarla es así de simple:
Eso es todo.
¿Se puede lavar con jabón?
✔️ Sí.
¿Puede mojarse?
✔️ Sí (solo no la dejes húmeda mucho tiempo).
¿Es difícil recuperarla si se oxida?
✔️ No, de hecho se recupera en minutos.
👉 Es un material noble, eterno y paciente.
El hierro fundido no es moda: es tradición, sabor y durabilidad.
Si lo cuidas bien, te regala ese sellado perfecto y ese sabor profundo que no se logra con nada más.
Así se cocina al punto de los expertos 🔥
